Nombrar es resistir
Como señala Norma Blázquez Graf en El retorno de las brujas (2011), el conocimiento no se produce en abstracto ni desde una supuesta neutralidad, sino desde cuerpos, emociones, historias y contextos situados. Si no cuestionamos desde dónde y para quién se produce el saber, corremos el riesgo de seguir reproduciendo exclusiones, silencios y violencias epistémicas. Desde ahí, nombrar no es solo un acto técnico: es un acto político, afectivo y profundamente transformador.
Ya en 1991, Margrit Eichler abordó esta preocupación desde el análisis metodológico. En su libro Nonsexist Research Methods: A Practical Guide, mostró cómo gran parte de la investigación científica dominante está marcada por sesgos androcéntricos. Se parte del hombre como norma, se excluyen sistemáticamente otras experiencias, y se aplican categorías binarias rígidas que invisibilizan la diversidad de cuerpos, identidades y formas de vida.
Sin embargo, Eichler no se limita a la crítica. Propone caminos prácticos para transformar la investigación: formular preguntas inclusivas, revisar los marcos teóricos desde una mirada crítica, atender al lenguaje con cuidado político, y visibilizar voces marginadas. Su propuesta es clara: la verdadera rigurosidad no consiste en simular objetividad, sino en reconocer y actuar desde nuestros posicionamientos.
Esta mirada también se refleja en el lenguaje que usamos para escribir, investigar y enseñar. Desde el colectivo Latin+ Feminist Sociology, Roberta Villalón y otras autoras proponen el uso del signo + como una forma de nombrar sin clausurar. Frente a los debates en torno al uso de la “x”, la “e” o el asterisco, el + apuesta por una apertura viva y situada: no pretende fijar una forma definitiva, sino señalar una voluntad de expansión, inclusión y alianza entre cuerpos, historias y fronteras.
Esto no implica abandonar otras formas como el desdoblamiento (“todas y todos”) o la “e” en contextos donde tienen fuerza política y comunitaria. Por el contrario, reconoce que el lenguaje incluyente debe ser contextual, afectivo y estratégico. Como recuerda Roberta Villalón, lo importante no es imponer una única forma de nombrar, sino sostener una intención ética y política: abrir un lugar donde todas, todes y todos podamos existir.
💭 Esta entrada es una invitación abierta: ¿cómo podemos cultivar una mirada antisexista desde nuestras propias prácticas de investigación, escritura o enseñanza? ¿Qué formas de nombrar, preguntar y mirar nos ayudan a resistir desde adentro, sin aislarnos y sin renunciar a nuestros principios?
📎 Más sobre esta propuesta en el blog del Colectivo Latin+: una apuesta por la inclusión, la expansión y la alianza
👉 https://www.latinplusfeministcollective.org/post/latin-que
📎 Sobre las aportaciones críticas de las mujeres a la ciencia:
Blázquez Graf, N. (2011). ¿Cómo afectan las mujeres a la ciencia? El retorno de las brujas. En El retorno de las brujas. Incorporación, aportaciones y críticas de las mujeres a la ciencia. CEIICH–UNAM.
🔗 Texto completo
📎 Para una guía práctica sobre investigación no sexista:
Eichler, M. (1991). Nonsexist Research Methods: A Practical Guide. Routledge.
🔗 Versión digital
Nombrar es resistir © 2025 by Andrea de la Barrera Montppellier is licensed under CC BY-NC-ND 4.0. To view a copy of this license, visit https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/